DIA DE LA SOLIDARIDAD CON LAS VICTIMAS
DEL ATENTADO TERRORISTA A LA SEDE DE LA AMIA-DAIA
Eran las 9:53 cuando una bomba
destruyó la A.M.I.A.
El mundo se detuvo. La vida se
detuvo. Una escena de horror sembrada de muertos y heridos. Escombros que
sepultaron cuerpos, sueños y esperanzas. Caminantes que detuvieron su marcha
para siempre.
Las personas no nacen repetidas;
por eso, aquellos que fueron asesinados el 18 de julio de 1994, dejaron un
enorme vacío en los corazones de sus familiares y de todas las personas
sensibles y solidarias.
Los terroristas que colocan
bombas no piden documentos de identidad para matar, no les interesa edades, ni
tan siquiera credos. Sólo necesitan cantidades: el mayor número posible de
vidas segadas. Su objetivo es sembrar terror, para dañar las reglas de
convivencia democráticas y pluralistas que se afianzaron trabajosamente en la
sociedad argentina. Por eso, no debemos olvidar la barbarie desatada en el
atentado.
La memoria, como las plantas,
requiere riego continuo; gota tras gota, día tras día, año tras año. Hagamos que
se mantenga firme y fresca.
Queremos que se esclarezca lo
sucedido para llegar a la verdad; es necesario exigir que se haga justicia, que
la violencia atroz e indiscriminada no vuelva a repetirse, que los
sobrevivientes, los familiares y la sociedad argentina en su conjunto puedan
superar lo sucedido.
Queremos vivir sin miedo y en
paz. Apelamos a todos los hombres y mujeres para que en cada acción promuevan
la solidaridad y la convivencia entre los seres humanos.
"La memoria es el espejo
en donde miramos a los ausentes, pero también es el resorte que nos vincula al
pasado y nos permite construir el futuro con sabiduría".